jueves, 18 de septiembre de 2014

Lunae

Un sonido inaudible, 
una voz silenciosa, 
algo que nadie puede escuchar.



Clama su lamento en soledad 
aunque brilla desde su oscuridad, 
llegando a iluminar en la noche fría
los corazones más duros 
de los humanos más insensibles. 



Resplandor blanquecino, 
suspiro de invierno, 
reclama tu supremacía con cautela 
y conquistarás por la eternidad 
las miradas de aquellos que vagan en pena.



lunes, 3 de octubre de 2011

"Noche"



Noche, acógeme en tu fría calidez 

Y no permitas que el amanecer regrese 

Déjame vivir mi tormento en tu oscuridad 



Noche, deseo el elíxir carmesí 

Que me arrastra a la tentación y al pecado 

Haciendo mi tortura recíproca 



Noche, protégeme de la virgen luna 

Que hace regresar al más mortal de mis enemigos 

Y amenaza a mi frío cuerpo 



Noche, sólo tú conoces mi existir 

Sólo me quedan retratos sepia 

De lo que alguna vez fue mi vida 



Noche, acompáñame en esta eterna soledad 

Porque mis ojos atrapan mortales inocentes 

Y mis dagas blancas les ponen fin color rubí 



Noche, sé misericordiosa de esta alma en pena 

Y consuela el llanto de esta invisible existencia



miércoles, 31 de agosto de 2011

Con escandalosa razón no contaron


Con escandalosa razón no contaron
He dado un salto de mí al alba
He dado un paso atrás de las mentiras



A mi alma la derrumban
Día tras día, estrellas con experiencia
Matan con sus silencios mis reclamos


Ni un rayo de luna
Contó los amores porteños
Ni dolores ni sueños


 Es este cielo que huye
De mis debates internos
Por miedo a atrapados quedar
En el laberinto de mis palabras




miércoles, 3 de agosto de 2011

"El Hambre" (parodia por mí)


             Cuando recobró el sentido, se había ocultado la luna y la oscuridad reinaba en el lugar. Había acallado el viento y unos aullidos se oían a lo lejos. Lentamente se recompuso, el hambre lo mataba y la penumbra lo confundía, no sabía adónde estaba… Instintivamente comenzó a palpar las hojas rugosas, su mano recorrió violentamente la suave madera hasta hallar a una perilla, encendió la luz, se había quedado dormido.
            La biblioteca era sombría y extensa, solo la luz que recientemente había encendido iluminaba el salón, por lo que la penumbra seguía abundando.
            Lo que podía vislumbrar eran los libros de Literatura apilados en el escritorio, y uno particularmente abierto. Recordó rápidamente lo que había estado haciendo; el examen era al día siguiente y aún no había leído ese libro, pero quiso antes dar un vistazo  a los otros  temas, y mientras leía, había desfallecido rendido sobre las páginas.
            Alguien se movió cerca, muy cerca. Impactado, se  quedó rígido, pero se tranquilizó al ver que era la bibliotecaria preocupada por él. La mujer le  dijo que había estado   hablando entre sueños, murmurando palabras de odio frenéticamente, delirando cosas extrañas. Pero él ya no recordaba qué era lo que había soñado, aunque presentía que  algo lo estaba volviendo loco. Pidió disculpas a la bibliotecaria y se despidió. Miró su reloj, eran las 12 de la noche, el examen no era mañana, era hoy. Y ya rendido caminó por las desiertas calles, algo lo seguía atormentando y le nublaba la mirada, y con un aroma supo qué era: tenía hambre. Apuró la marcha y al llegar a su casa asaltó la heladera, comió como nunca antes había comido, ya que se había salteado almuerzo y cena por estudiar. Una vez satisfecho, decidió leer la teoría que debía estudiar, pero una vez más el sueño cayó sobre sus hombros. Sus dientes se hincaron sobre algo tierno, sólo pensaba en saciarse, no sabía el horror que estaba cometiendo… Entonces fuertemente gritó. El sol había salido y la hora del examen se aproximaba. Durante la noche había transpirado mucho, así que no lo dudó un segundo y fue a asearse. Miró su rostro en el espejo y se encontró con que se había mordido los labios durmiendo y éstos le sangraban. Sin embargo, lejos de disgustarse, disfrutaba su sabor.
            No bien estuvo listo, partió. El día estaba radiante, pero él se sentía desfallecer. El libro que no había leído rondaba en su mente. Caminó hasta la parada del colectivo, tomó el 98 y luego el tren; pero no había otra cosa que le preocupara más que ese libro. Su mente y su alma estaban consumidas por el libro, no sabía por qué, siempre había sido una persona que no se preocupaba antes de un examen, lo que no había estudiado nunca le había importado, miraba hacia el futuro siempre. Por eso, esta vez había algo extraño y lo sentía en él.
            Llegó a la Universidad y se sentó sin saludar a nadie, el examen ya estaba próximo. Entonces el profesor entró y automáticamente comenzó a repartir las hojas. Las tomó y se abocó a leer las preguntas. En la primera consigna,  leyó el título que lo atormentaba: ‘El hambre’. Pero algo sin explicación le estaba sucediendo: conocía las respuestas a todas las preguntas…


miércoles, 6 de julio de 2011

"Bittersweet"

Abrazas mi corazón
con tu calidez



luego irritas mi razón
con tu estupidez



De eso se trata el amor
es algo agridulce
llenas mi alma de color
                                                                conjugando este romance 


"Crónica alada"

Abre las alas
vuela con palabras
bien alto, no caigas
porque abundan envidias
que harán que no vuelvas
pero igual no los escuchas
porque tu ya alto vuelas